Yo tengo ganas de gritarle al mundo:
¡Qué tontos, dejan pasar al amor!
Y quedarme quieta, esperando a ver quién tiene tiempo de reconocerlo.
¡Qué tontos, dejan pasar al amor!
Y quedarme quieta, esperando a ver quién tiene tiempo de reconocerlo.
El mundo está necesitado de gente que tome aviones para ir detrás de la persona que ama;
que se desnude los sentimientos antes de desnudarse el cuerpo; que mire lo que tiene enfrente y no cuando lo pierda.
El mundo está necesitado de gente con ganas y no que se quede con ellas.
De buscar la felicidad hasta por debajo de las piedras, de ver más amaneceres al lado de alguien
que atardeceres con peleas; de querer ver más a alguien vestirse que desvestirle.
El mundo se está quedando sin soñadores, sin locura, sin tiempo para hacer las cosas; se está convirtiendo en un lugar lleno de pretextos, de excusas, de llegar tarde a lo que se quiere,
de ser el asesino de su infancia, de cementerios llenos de sueños, de jardines con esperanza, pero sin sentido.
Está llenándose de "no tengo tiempo" "ahora no, más tarde".
Más tarde pueda que ya no des el último abrazo, el último beso, el último "te quiero".
Se están perdiendo los pequeños detalles: las sorpresas, las cartas perfumadas, las visitas inesperadas, los abrazos por la espalda, los insomnios provocados por alguien y no por algo.
Siento que nos estamos guardando mucho.
Algo que podría cambiar el rumbo de la humanidad: la cura de una enfermedad encerrada en una mente brillante la canción que cambiará la historia de la música el guión de la película que se comerá las taquillas, el libro que revolucionará la literatura, la pintura que evolucionará el arte moderno.
El mundo necesita a gente con los ojos rojos de tanto llorar de felicidad de gente resfriada por mojarse bajo la lluvia.
Creer, soñar, ilusionarse, luchar, no rendirse, caer, levantarse, seguir, no mirar atrás...
Ojalá algún día la gente se preocupe menos y viva más.