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La Rosa y el sapo.


 Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de maravilla
al saber que era la rosa más bella del jardín. 
Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos... 
Se dio cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo grande 
y oscuro, y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca. 
Indignada ante lo descubierto le ordenó al sapo que se fuera de inmediato.
El sapo muy obediente dijo:  Está bien, si así lo quieres...
Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa y se 
sorprendió al ver que estaba totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos.
Le dijo entonces: Vaya que te ves mal. ¿Qué te pasó?.
La rosa contestó:  Es que desde que te fuiste las hormigas 
me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual.
El sapo solo contestó: Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía 
a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín. 

MORALEJA
Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos 
más que ellos, más bellos o simplemente que no nos "sirven" para nada.
Todos tenemos algo que aprender de los demás o algo 
que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie.
No vaya a ser que esa persona nos haga un bien del 
cual ni siquiera estemos conscientes.
No hagamos acepción de personas, por su aspecto. 
Dios creó con el mismo amor a la rosa y al sapo.